El primer paso para escribir el texto de una ceremonia de boda es aprender a escuchar. El segundo, traducir la información a tu propio lenguaje.
A continuación te explico cómo.
Cuando una pareja accede a contarme su historia, es porque la confianza que les transmito es sólida. Así, siendo en primera instancia -tanto ellos para mí como yo para ellos-, sencillamente desconocidos, son capaces de abrir y compartir conmigo sus recuerdos e ilusiones.
Es el primer paso para poder escribir una historia fidedignamente.
En muchas ocasiones tengo el privilegio de escuchar -o de leer- como estas personas -y las que forman su círculo de confianza- afirman que mi modo de relatar su esencia es auténtico. Como si en vez de conocerles de una reunión sin prisas, nos conociésemos de toda la vida.
¿Cómo puedes conseguir este efecto?
Si hablo en términos básicos de comunicación humana, te digo que esto se consigue con empatía. O dicho de un modo más explicativo: se consigue escuchando, al tiempo que intentas identificarte con las situaciones y modos de gestionar las emociones que te cuenten.
Es necesario ser, primero, un buen comunicador para tender un puente de confianza firme, capaz de descargar la presión ejercida por la distancia personal entre quien habla y quien escucha.
Cuando este puente se afirma, permite la comunicación fluida, ya en ambas direcciones, de modo que quien primero hablaba, deja de hacerlo para pasar a escuchar.
Escuchar no es solo una cuestión física que implique al oído. Porque tan importante como escuchar es: observar.
Es necesario un talento natural y un conocimiento adquirido en cuanto a interpretación de la comunicación no verbal; que no es otra cosa que el lenguaje corporal.
Tan importante o más que una frase completa, es una pausa; una mirada. El modo en que se subraya algo con la dirección del cuerpo… Toda una amalgama de microgestos que han de ser considerados, sin menospreciar ningún detalle.
Observar mientras se escucha; empatizar e interactuar para que la comunicación fluya.
Sobre estos cimientos puede construirse la idea general de lo que, más tarde -y ya con calma, dedicación e inspiración- habrá de armar la estructura del relato que sea la base de la ceremonia.
Recuerda: la sencillez y honestidad son primordiales para aprender a escuchar y comprender toda historia. Con estos cimientos se aprende, precisamente a comprender la realidad, empatizando con quienes la protagonizan.
Otro punto imprescindible es la auto exigencia en el dominio del uso del lenguaje literario. El necesario gusto es otra característica sin la cual no es posible diferenciar un texto, facilitando que con su riqueza pase a formar parte de un discurso capaz de conmover.
Por último, escribir una historia sintiéndola como propia es el tercer punto de apoyo sobre el que asentar un texto para una ceremonia. De este modo, al sumar más tarde esta pieza a las partes protocolarias del acto, construimos un todo redondo, cuya percepción por parte de los participantes y asistentes será de satisfacción absoluta.